Todos parecemos amar a los perros. Ahora, los dueños de perros, esa es otra cosa. En el mayor de los casos cuando un perro ataca, es casi siempre la culpa del dueño. O el dueño no entrenó adecuadamente al perro, o el dueño sabía que el perro era agresivo y no controló a su mascota, o no advirtió a la victima sobre el perro.
Historia real: Nuestra oficina representó a un hombre mecánico que había sido contratado para trabajar en un carro en una residencia. El dueño de la casa nunca advirtió a nuestro cliente que el tenía dos pit bulls en su propiedad. Despues de un ataque atroz, el hombre tiene suerte de seguir vivo, aunque perdió su brazo en el brutal ataque. Aun, un pequeño ataque puede tener un gran efecto en la vida de una persona, dejando una cicatríz marcada o causar pesadillas a un niño.